Poesía para jóvenes...

Me mira

Triunfante.   Él extiende sus alas: búho de noche.   Dilata
cada espacio en sus ojos.   Nocturno, paciente.

Sus plumas me enfrían la poca piel.   Grito.   "Podrías leer
mis cicatrices... amándome."

Ah, qué llanto el del amor: imposible o poco común.

Daría oro en lágrimas para ser un mejor ejemplar
porque, con el tiempo, soy un libro viejo.

Ave hermosa, gracias.

Contempla y regresa a su jaula: imaginación real, única.

Mundos irreales.
                                                         

Amor

La A es una puerta triangular a mi corazón.

La M es un silla que no soportó tu cariño.

La O es lo que quedó en mí: un agujero.

La R es inexplicable... igual que el amor. 

                                                         
Calles

La creación  de este cuerpo sucedió con la ayuda de dos
calles grises.

Dos jóvenes recipientes de historias.   Explosiones no
sucedidas.   Escondidas como detonantes.

Sin embargo, los dos caminos siguen trazados en mi
mente.   Algún día, con suerte y amor, serán recorridos.

Estas líneas (explosiones), en general, no deben tener
sentido porque aún no hay razones.

No quiero que esta explosión primera signifique
grandeza.   No es un salto de la cima al suelo oscuro.
Es amor.   Es un paso más.

Así decidí que las calles de mi mente están más vivas
que mi piel, corazón y voz (Voz que se expresa en
infinita persona.   En grafito, en tinta, en luz.)

Acumularé caminos.

No moriré.   Mis palabras recorrerán las calles.

Así empiezo andar.   Calle más, calle menos.

Ya decidí qué hacer.   Ya decidí cómo hacer.   Ya sé
que hoy, mañana y siempre... crearé nuevos caminos
para recorrer rincones fantásticos.

Te invito a recorrer mis calles.   Mi corta vida. 
Mi liviana realidad de tinta.
                                                      

Tagete mía   (Flor de Cempohualxochitl) 

Increíble es tu razón de ser, flor.   Si eres bella, sin
embargo, vives.   ¿Qué buscas? Oh, ¿a mí, que amo vivir?
Te admiro pero por mí no vienes.

Tu sencillez te da la oportunidad, bella flor, de conocer la
luz solar, de albergar vida en espíritu, de sanar mi alma
al recordarlos.

Adorna a mi Catrina color miel, dorado y negro también.
Flor mía, sé mi guía durante la cólera y después
de huesos de cera ser.

Flor.

Por cada pétalo... un hombre viene, por cada raíz... una
mujer vuelve.   Sí, niños sin tiempo siguen el viento.
En aroma dame los sentimientos.

Flor, perdurarás en pigmento seco.   Tierra linda: suelo
de fe y saber.  Sácales sonrisas y arde en luz.
Hay dicha de vida, Tagete mía.
                                                    

Transformación

El hombre queda perdido en el sueño... cuando cierra
los ojos, el monstruo se incorpora.

(Los humanos somos susceptibles a la realidad cuando
dormimos.)

El cristal refleja la escena una y otra vez.   Con suspiros
en la boca el hombre recorre la casa.

Encuentra a la criatura de la noche como una estatua
haciendo su trabajo: ATERRAR.

Cuando despierta, en la Nada, se pregunta... qué
encontrará.
                                                    

Para cualquier Dios

Caminabas  entre espacios e implorabas la existencia de
más seres (no superiores).   Te atreviste a hablarle con
tus dioses y pedir que plantaran la vida distinta.

Tu arrogancia te costó sus capacidades deseadas.
Obligaste a los viejos a arrojar más semillas madre y lo
hiciste sin interés.   Sólo enojo.

Provocaste la ira de tus dioses y destruiste a los ahora
hombres.   Sin embargo, olvidaste la sangre mortal
derramada en suelo celestial.

Creaste animales capaces de evolucionar y razonar.
Te equivocaste.
                                                        

André

Mi nombre es pasado.

Es el día en que nací: momento de espanto, velocidad,
esperanza y nuevo amor.

Mi nombre es presente.

Es letras sin sentido pero con orden hermoso.
También libros, Timidez.

Mi nombre es futuro.

Es extraño, borroso. Finito.
                                                             André Vélez Montiel.